Nunca es para Siempre

Solo pierdes... cuando dejas de luchar.

11 de noviembre de 2011

Cap. 5 "Romer, Italia"

Y así se realizó el plan. A las 4:00 a.m. ya estaba Nicole en el hospital. Para muchos doctores era increíble la forma tan rápida en que se recuperaba Stefanni, tres días en un hospital era suficiente, no tuvieron inconveniente en que ella y el bebé se fueran.  A las 5:13 a.m. ya estaban saliendo del hospital, pero justo antes de que entraran en el taxi una enfermera las detuvo.
–Señorita Stefanni, disculpe. ¿Sus padres vendrán el fin de semana?
-Sí, eso creo.
-Entonces, ¿Qué les diremos a los señores Maquintosh?
El día anterior Stefanni estuvo pensando en eso y afortunadamente tuvo la idea de escribirles una carta donde se disculpaba con ellos por tener que haberse ido así pero que entendieran que lo que la motivó a irse fue el mal trato y su falta de interés hacia ella.
–Deles esta nota a ellos, y también esta otra a los señores Béatitude. Ahí dice para quien va dirigida.
–Está bien señorita.
-Muchas gracias.
Y luego partieron para el aeropuerto.

Mientras iban al aeropuerto, Stefanni miraba con tristeza su patria, quien la había visto crecer. Francia era un hermoso país, ser francesa era un orgullo para ella, y ahora lo debía dejar con sus grandes calles, lugares históricos, paisajes pintorescos y bellos. Francia era amada por Stefanni como a su propia vida.

La vida resultaba ser, según ella, “injusta” al sacarla de ese país en el cual ella deseaba que sus hijos crecieran y progresaran tal como ella lo había hecho hasta antes de cometer tantos errores. Y ahora debía embarcarse en una nueva vida, una aventura. Debía hallar la manera de sobrevivir junto con el pequeño Alan. Ella esperaba que Italia de verdad la ayudara a progresar y que esa pequeña ciudad llamada Romer la acogiera a ella y a su bebé durante quien sabe cuánto tiempo, y fuera un lugar de amor y progreso en vez de dolor.

Pero así era la vida, con bajones y subidas, debía soportar y no quejarse ya que ella por si sola se había metido en ese embrollo, del cual solo su hijito, pequeño, tierno y dependiente de ella era lo que más importaba y lo único que la mantenía a flote.

“¡Ah, Francia! Realmente te extrañare” Pensaba mientras más se acercaban al aeropuerto. Lo único que hacía sentir un poco mejor a Stefanni era que dentro de poco Nicole estaría con ella, así que no se sentiría tan sola. Y la otra cosa que la hacía sentirse bien también era que Italia no estaban fuera de Europa. Así que no tendría  que hacer un viaje tan largo.

A las 6:20 estaban entrando al aeropuerto.

Era gigante y muy bien diseñado. Estuvieron un tiempo en espera, luego, cuando ya faltaba media hora pasaron al área donde pesaban las maletas, pagaban impuestos, revisaban los papeles, sellaban algunos otros y luego 10 minutos antes de la partida del avión, llamaron a todos los pasajeros del siguiente vuelo a Italia.

Nicole y Stefanni intercambiaron una mirada que solamente podría decir: Te extrañaré. A pesar de que se encontrarían 6 meses después no significaba que dejaran de sentirse solas.
–No te preocupes, mira, el vuelo será de 3 horas si mucho. Cuando llegues a Italia, estará mi amigo Antoni con un pequeño cartel que dirá: “HOLA STEFANNI Y ALAN, ESTOY AQUÍ, SOY ANTONI” debe decir eso exactamente. Él te llevará a Romer, que está a 30 minutos del aeropuerto, o sea en Roma, y luego te llevará a unos apartamentos. El nuestro está en el sexto nivel.                                                          
– ¿Nuestro? – preguntó Stefanni con una pequeña sonrisa en su rostro–.
–Sí, nuestro, yo me iré a vivir allí contigo cuando me valla para Italia.
–Gracias, hasta un hogar me has conseguido y contigo, que más podría pedir.
–Por ti lo que sea. Pero bueno, déjame continuar. Antoni es un amigo que conocí cuando fui a estudiar por enfermería a Italia. Eso fue hace ya un año, cuando la construcción de Romer ya estaba terminada y la ciudad ya estaba inaugurada. Así que no tengas miedo de él, lo conozco muy bien, es uno de mis más grandes amigos. El vive en el séptimo nivel del edificio de apartamentos donde “viviremos” –Nicole acentuó un poco la voz en esta palabra y con una sonrisa – así que si necesitas algo solo subes y él te ayudará.
–Bueno, por lo menos no estaré tan sola como pensé. 
–Sí, y además él es una gran persona y muy guapo debo decir, ahora que lo pienso, deberías intentar salir con él, es una de los mejores hombres que conoz...
 –No, alto allí Nicole. – Stefanni la interrumpió - Por ahora quiero simplemente enfocarme en mi hijo, nada más. Tal vez en unos años lo intente, pero después ¿sí?
 –Esta bien. – Repuso con una sonrisa - Eso es todo, adiós, o mejor dicho, hasta pronto amiga, mientras tanto busca a Antoni para cualquier cosa.
–Si está bien, gracias otra vez por todo, jamás lo olvidaré. Éxitos.
–Igualmente. Adiós Alancito, bien portado, te veré en 6 meses. Adiós sobrinito – le dijo al bebe mientras hacía muecas para que sonriera.
 - ¡Ah! Casi lo olvido Nicole, ¡no sé nada de italiano!
– ¡ÚLTIMA LLAMADA PARA EL VUELO 512 A ITALIA! –a través del altavoz se escuchó el último llamado a la nueva vida de Stefanni–.
Nicole no pudo evitar reírse –Sí, si, eso pensé. En tu maleta de mano te metí un curso para aprender italiano, puedes escucharlo mientras estas en el avión, ahora vete ya, que puedes perder el vuelo. –
– ¡GRACIAS Y ADIÓS! – gritó Stefanni cuando ya estaba muy lejos de Nicole.
La señorita de la entrada reviso los papeles de Stefanni y Alan. Pasaron y subieron al inmenso avión. Subió, se sentó en los asientos reservados. Una azafata le llevo un vaso de agua. El avión despegó.
Sintió nervios al momento del despegue y sujetó fuerte a su hijo. Cuando el avión ya iba estabilizado se tranquilizó, colocó a su bebé en el asiento de al lado y pensó mucho.
Pensaba en que pasaría cuando sus padres y los padres de Alan se enteraran de lo sucedido. ¿Cómo reaccionarían? ¿Mandarían al ejército, la marina o un escuadrón en su busca? Ya no importaba.

Ya nada importaba.

Lo único que realmente importaba era su bebé. Sabía que nunca debería volver a Francia. Sabía que París ahora sería solo un hermoso recuerdo de una corta pero buena vida.
“Volveré en unos años a Francia, a París, mi ciudad bella. Pero esperare unos años para volver y sólo de visita, quiero que mi hijo pueda, si quiere Dios, una vez conocer a mi madre patria”.
Tomo a su bebé en sus brazos, colocó sus pies en el asiento de al lado, y se colocó en posición recostada contra la ventanilla del asiento.

Entonces se volvió a preocupar al recordarse de que no sabía nada de italiano, entonces reviso en la maleta de mano que Nicole le preparo y, como ella dijo, había un CD dentro de un “WALKMAN”, audífonos y un cuadernillo con palabras y frases en el idioma del que no sabía nada.

Las nubes pasaban rápidamente por la ventana. Se colocó los audífonos, buscó la primera lección y pulsó el botón de “Play”. Al principio le costó acomodarse de modo que el bebe y ella estuvieran cómodos, ella con el cuadernillo en la mano y sosteniendo al bebe con la otra, le costó pero al final lo logro. Por suerte él estaba dormido. En el comienzo puso mucha atención y repetía las frases que escuchaba, deseando que por favor se le grabaran y salieran con el acento adecuado al momento de poder usarlas.

Lo siguiente que vio es que ya no había nubes por la ventana, se sintió desorientada y se sorprendió al ver a nadie en el avión. Creyó que estaba en una pesadilla, donde un asesino aparece de la nada. De pronto vio a la azafata con un rostro marcado por la preocupación y la cautela

–Señorita, ya aterrizó el avión, ¿Podría bajar por favor? Gracias.

Stefanni asintió con la cabeza. Definitivamente miraba muchas películas. Tomó sus cosas, guardo el CD y los audífonos, sujeto a Alan y sus cosas y luego bajó del avión. Ya en el aeropuerto tomo el resto de su equipaje y se dirigió a una sala de espera. Entre todo el concurso de gente, ella divisó un pequeño cartel blanco, con letras cafés –su color favorito– y un hombre sosteniéndolo con la exacta frase que Nicole le había dicho.
Pero se fijó más en el hombre que sostenía el cartel y no en el cartel. Oh la la! Él era simplemente muy apuesto. Era alto y delgado y tenía el pelo negro. Se notaba que hacía ejercicio ya que en su camisa se resaltaban sus músculos. Su rostro tenía los ojos verdes y unos labios carnosos y rosados por los que la mayoría matarían. Le sostuvo la mirada. Aquellos ojos eran intensos y seductores, aunque también un poco tímidos. Stefanni tuvo que ver el cartel para poder concentrarse.

Antoni se esforzaba por encontrarla. Mientras sostenía su cartel, observaba cuidadosamente a todas las mujeres ahí que tuvieran un bebe, ya sea en brazos, en carruaje o cualquier otra cosa para transportar bebés. Cuando Antoni le sostuvo la mirada a esa hermosa y desconocida mujer fue asaltado por un torrente de emociones.

GUAU! Comparada con las italianas, ella era alta. Un cuerpo bien formado, esbelto y con mucha gracia. Pelo largo, liso, castaño claro con un hermoso fleco que atravesaba su frente. De tez morena clara. Le gustó, ella no se parecía nada a las de Italia.

Stefanni se acercó, algo nerviosa. Era primera vez en su vida que hablaba italiano y esperaba que Antoni le entendiera aunque sea un poco.

–Hola… ¿Usted Antoni? Yo Stefanni Béatitude. – dijo en italiano… o en lo poco que sabía.

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¡Hola! Ya se que me quieren matar, pero por favor perdonenme... yo Pamela soy totalmente culpable. Espero que lo hayan disfrutado, esta largo para compensar lo que no publique antes D: Perdon de nuevo. Aprovechando quiero recomendar un blog increible, si pueden pasen y lean www.alejatedemiporfavor.blogspot.com Es una novela increible. Gracias Sara por tu premio [ muchas muchas gracias (: ]
Esperando que puedan regalarnos un comentario
Alejandro & Pamela

10 de octubre de 2011

Caap' 4. "Alan Steve"

Durante esos dos meses Nicole se encargó de organizar todos los papeles necesarios para la estadía permanente de Stefanni y su hijo en Romer, Italia.

El parto estaba programado para el 06 de abril. Una semana antes Stefanni empaco absolutamente todas sus cosas, fue sencillo ya que a los Maquintosh no les importaba lo que pasaba en su cuarto. En secreto llevó todas sus maletas al hospital donde trabaja Nicole –que por suerte se encontraba justo a la par donde se programó el parto-.

El día esperado llegó y sucedió en la mañana, el parto fue natural, muy doloroso. Estuvo sola, ni Alan ni los padres de él quisieron entrar a apoyarla. Sus padres no estaban tampoco. No tenía a nadie, pero no le importo, sabía que esos 9 meses de embarazo, esos duros maltratos por parte de sus “suegros”, la indiferencia de sus padres, y lo más difícil, el descuido e indiferencia por parte de Alan; la habían hecho sufrir todo ese tiempo, pero no le importo, eso la había hecho más fuerte y más inteligente.  A pesar de que estaba sola, lo único que Stefanni podía pensar en esos momentos era: “El bebé, el bebé”. Ese pensamiento la mantenía fuerte durante el parto.

–Aquí tiene jovencita, nació sano, no tiene ningún defecto, todo está en orden con este hermoso bebé –dijo el médico a Stefanni-.

En el momento en que le dieron su bebé, todo fue olvidado, no escuchaba nada, no veía nada más que a su bebé, su alma se había trasladado junto con su cuerpo a otro mundo, un mundo donde solo existían ella y su bebé, un mundo donde todo era bello para su bebé y ella.

El médico llevo al bebé a que el pediatra lo terminara de examinar. Stefanni se sintió feliz de que su hijo estaba bien y que también lo estaría. Durmió satisfecha de que había hecho un excelente trabajo. El sol brillaba fuerte, marcando el nacimiento de un hermoso día.

Cuando despertó el sol ya se preparaba para esconderse.
- Disculpe, enfermera- llamó Stefanni con voz débil – ¿Han venido visitas para mí? -
–No señorita, los únicos que estuvieron aquí por su bebé fueron unos señores de apellido extraño –contestó la enfermera. 
– ¿El apellido era Maquintosh?
– Sí, exacto, pero ya se fueron. Sólo preguntaron si el bebé estaba bien-.
– ¿Y no han vuelto? 
–No, nadie más se ha aparecido señorita, lo único que le dijeron al doctor era que vendrían dentro de una semana a traer al bebé. Me parece que el sábado a mediodía.
– Está bien, gracias señorita.                       
– ¡Ah! Casi lo olvido. – dijo, haciendo que Stefanni se sobresaltara - Llamó un señor, de apellido Béatitude.      
– ¿¡Enserio!? ¡¿Qué le dijo?! – Stefanni se preocupó, por un momento, pensó que sus padres ya se habían llevado al bebé–. 
–Dijo que vendría a recoger al pequeño Espirikitiberto, me imagino que se refiere al bebé, a las 10:00 a.m. de el sábado, vendrá con su esposa. Algo extraño señorita, ya que los “Maquintosh” vendrán también el mismo día.
–No se apene por eso, mi buena enfermera, nadie se llevará al niño. Nadie más que yo.

La enfermera salió de la habitación y dejó a Stefanni a solas pensando. No le extrañaba que su padre le hubiera dado tanta información a la enfermera. ¿Espirikitiberto? ¿Qué clase de nombre es ese? He allí otra razón para no darle su hijo a sus padres, en realidad el nombre le daba asco y risa a la vez, pensó en cuando su hijo fuera adolecente todos se burlarían de él, y no permitiría eso.

– Toc, toc ¿Estás lista? – dijo Nicole, sacándola de sus pensamientos.
–Sí, ya estoy lista, ¿cómo está Alan? –La voz de Stefanni se escuchaba un poco ronca.                                                       
– ¿Alan? Bueno él no sé cómo estará, pero, ¿por qué preguntas por él y no por el hermoso bebé que tuviste? Créeme amiga, es bellísimo, está muy sano, gordo y muy rosado, es uno de los bebés más hermosos que jamás he visto.
–No entiendes, ¿verdad? –dijo Stefanni con una sonrisa.
– ¿A qué te refieres? –Nicole no tenía ni idea de lo que estaba hablando Stefanni–.
–Mi bebé se llamará Alan Steve, como su padre.                              
–Pero, ¡¿por qué?! Él solo te ha hecho daño –Nicole estaba confundida - Creía que le odiabas por el gran sufrimiento que ha hecho pasar y ahora ese hermoso bebé llevaba el nombre del peor padre del mundo, de verdad no te entiendo nada– su ceño se frunció con aquella última frase, estaba molesta.
–Amiga, cálmate, yo sé las razones de mis actos. 
–Sí y lo entiendo, pero… ¿Por qué su nombre? Habiendo otros más bonitos.
–A pesar de todo lo que me hizo pasar, a pesar de que me engaño tan despiadadamente estos 9 meses, me ha dado la cosa más importante y bella en vida, de no ser por él, hoy no sería tan feliz. 
– ¡¿Qué?! A ver, dime, ¿Qué es tan “bello y hermoso que te hace tan feliz”? Algo que él te haya dado claro.
–Mi bebé. Alan me ha dado lo que de hoy en adelante será lo más importante en vida, gracias a él yo estuve embarazada y tuve a esa criatura que tan feliz me hace. Gracias a él he aprendido a escoger bien a la gente que me rodea y a saber que la vida no es color de rosa.
–Mmm… Tienes mucha razón.
–Además se parece mucho a él.
–Tú eres la madre, tú sabrás lo que haces.
–Gracias, entonces, ya son las 5:36 p.m. 
–Bueno, pon mucha atención. Hoy es sábado, debes estar tres días aquí entonces vendré el martes. Ése día a las 8:00 a.m. sale el vuelo hacia Italia, todos los papeles ya están listos, tu residencia ya está pagada y la del bebé también. Todo está listo sólo para que te vayas.
–Gracias amiga, en realidad no sé cómo pagarte todo lo que has hecho por mí. 
–No tengas pena. Tengo una buena noticia. – Stefanni se sintió confundida - Yo me iré a vivir allá dentro de 6 meses.
- ¿Enserio? ¡No te creo! – Estaba tan feliz que Stefanni, nada podría ser más perfecto.
- Hay una vacante en un hospital que abrieron exactamente hoy, que casualidad. El empleo me lo darán y en seis meses estaré allá contigo, no estarás sola.
–En serio, gracias. 
–No hay de qué.  
–De verdad, sin ti, mi bebé y yo estaríamos realmente perdidos.
–Está bien, está bien, ya no me agradezcas, pero déjame terminar.
–Entonces prosigue. 
–Gracias. Ya que el vuelo sale a las 8:00 a.m. deberemos estar en el aeropuerto a las 6:00 a.m. porque primero hay que pasar por un proceso tedioso en el aeropuerto, así que vendré por ti a las 4:00 a.m. para ayudarte a prepararte a ti y al bebé, y luego partiremos a las 5:00 a.m. hacia el aeropuerto ya que está algo lejos.
–Miércoles a las 4:00 a.m., entendido.
-Ahí descansas bien por favor.
Una enfermera se asomó en el cuarto – Lo siento, la hora de las visitas ya acabó, debe irse señorita-.
-Está bien, ya salgo- dijo Nicole.
- No sé que más decirte, algún día de lo pagaré.
Nicole sonrió antes de contestar – Lo que tú digas.

2 de octubre de 2011

Caap' 3. "Huir"

Todo su mundo se derrumbaba, no podía creer todo lo que le estaba pasando. Sus padres la habían expulsado de su propia casa, sus “suegros” la maltrataban y la trataban como si fuera la peor cosa del mundo.  Y lo más duro de todo, el padre de su hijo la engañaba, le decía que todo iba a estar bien, que nada malo iba a pasarle a ella y su hijo. Su vida era una mentira.
“Falsos, mentirosos, hipócritas…” eran algunas de las palabras que cruzaban su mente.  “Solo porque el suicidio es pecado y porque no soy una asesina como para matar a mi propio hijo” pensaba.

Pensaba en toda su vida, se preguntaba porque había sido tan tonta y tan ingenua en pensar que iba a tener el apoyo de un alcohólico drogadicto que nunca llegaba a casa y que cuando hablaba con él era para que le gritara e incluso le pegara.

Su mente quedó en blanco en ese momento, se hizo silencio. Miró hacia abajo y vio su panza, gorda, con una vida dentro.                                                                                           
–Está bien. Pueden maltratarme, pueden gritarme, pueden mentirme, pueden pegarme, pueden engañarme, pueden hacerme todos los males de este mundo, pero lo que si no voy a permitir, es que me separen de ti. – La determinación se apoderaba de su voz– Jamás, en la vida me separaran de ti, hijito mío, nunca. Nosotros vamos a estar juntos hasta que yo muera, todos me podrán odiar y decir que no puedo, pero por ti haría cualquier cosa – quedo pensativa y abrazó su barriga.

Esa noche durmió sin soñar.

Al día siguiente se levantó más temprano de lo que normalmente se levantaba, pero había algo diferente en la forma en la que se sentía. Ella sentía determinación. No más opresión, no más insultos, ya no quería nada de esas personas que no la valoraban. Con ese nuevo sentimiento recordó a alguien. Estaba sola, no tenía padres, ni suegros, ni novio, pero tenía a su bebé y, además, a una amiga muy especial que la podría ayudar: Nicole.

Nicole aun era su amiga, la conoció en la secundaria, y siempre la había ayudado. Ella continuó con sus estudios, comenzó a tomar un curso de enfermería para empezar su preparación para ser enfermera. Era tan buena con los enfermos y sabía tanto de medicinas, que la contrataron en un hospital. Tomó su celular y la llamó, aun sin saber que le diría.
-¿Aló?- Contesto la voz de su vieja amiga.
- ¿Aló, Nicole?
- Sí. ¿Quién habla?
- Soy yo. Stefanni.- estaba tan feliz de que no había cambiado de número.
-¿Stefanni? Hace ya 6 meses que no sé nada de ti. – La sorpresa en su voz estaba siendo reemplazada por la preocupación. - ¿Cómo has estado? ¿Cómo está tu bebé?
–Bien, los dos estamos bien. Me gustaría hablar contigo, pero no se puede por teléfono. ¿Nos podemos juntar en algún lugar para platicar y comer un poco?                              
– Sí claro, tú di el lugar y la hora, y yo estaré allí.                                                          
– ¿Te parece bien este viernes a las 5: 30 p.m. en “Lucitu´s Café”?                              
–Sí, allí estaré puntual. A esa hora salgo del trabajo.
- Entonces ahí nos veremos.
- Hasta pronto. Adiós.

Llegó el viernes y era día de compras. Los Sres. Maquintosh hacían que Stefanni fuera de compras, aún estando embarazada. Aprovechó el día desde temprano,  y luego de hacer las compras, se dirigió al lugar donde había citado a Nicole.
Llegó puntual. Entró, se sentó y  espero a Nicole. Ella llegó 8 minutos tarde.
–Hola amiga, perdón por llegar ahora pero se me hizo tarde, un paciente necesitaba una atención especial, y bueno, tú sabes.                                         
–Sí claro, está bien, te entiendo no te preocupes.                        
Nicole la vio de pies a cabeza, a pesar de estar embarazada no había perdido la belleza y la sencillez de su rostro. Seguía siendo la misma inocente y sensata Stefanni de hacía seis meses atrás.                                                                  
– ¿Por qué me citaste hoy, quieres que hablemos de algo?
–Sí. No sabes cuánto te tengo que contar.
Así empezó narrarle su vida en la casa de los padres de Alan. Fue fácil contarle todo, y con detalles, ya que hace seis meses que no se veían.  
–No puedo creer lo que me estás contando.- para Nicole era sorprendente saber lo que su pobre amiga estaba viviendo. El rechazo y el desprecio de sus padres y de los padres de Alan. Y por sobre todo el engaño y maltrato de Alan. - Si mal no recuerdo, tu madre siempre fue muy atenta contigo y los padres de Alan eran muy amables y serviciales. Pero lo que más me extraña es la actitud de Alan.                        
–Créeme Nicole, no ha sido nada fácil vivir todo este tiempo así.- su amiga asintió pensativa- Pero en realidad te cité aquí para otra cosa.
– ¿Qué cosa?
– Quiero huir. – Los ojos de su amiga brillaron llenos de curiosidad.- Aunque quiera salir de este lugar desesperadamente, tengo que ser paciente y esperar. Quizás mis padres o mis “suegros” o Alan quieran ver al bebé. – Suspiró –Quiero irme luego de tener al bebé.

Entonces empezaron a pensar en las posibles oportunidades para que Stefanni huyera. Pasaron horas y horas hablando y refinando el plan. Luego fue tiempo para que Stefanni regresara a casa.
- Gracias por ayudarme Nicole. Te debo mucho.
- Todo es por tu bien. Tú te lo mereces, has pasado por muchas cosas difíciles, es lo menos que puedo hacer por ti.- esas palabras la reconfortaron.

Luego de una corta despedida Stefanni regresó a su casa. Acomodó las compras en la alacena. Se encargó de terminar de limpiar la cocina. Tomó una manzana y subió a su cuarto. Hoy, a diferencia de ayer, ella miraba el futuro con nuevos ojos. Se acostó pensando en el plan, era perfecto. Pasaría esos últimos dos meses soportando los abusos de las personas que viven con ella. Y al momento de tener al bebé, Nicole la llegaría a traer tres días después a Stefanni y a su hijo. Los llevaría al aeropuerto y se irían a Romer.  Una pequeña ciudad recién fundada, en un país del cual desconocía absolutamente todo a pesar de ser tan mencionado: Italia.

Nicole tenía amistades en ese país, especialmente en esa ciudad. Ella se encargaría de explicarle a sus amigos en Romer acerca del problema de su amiga. Stefanni esperaría mañana la llamada de Nicole con la respuesta de sus amigos. Al día siguiente, sin retraso alguno, recibió la llamada de Nicole muy temprano en la mañana con las buenas noticias. Sus amigos  estuvieron dispuestos a ayudar. Entonces el plan para huir empezó.


26 de septiembre de 2011

Caap' 2 "La Verdad"

Durante el embarazo, las cosas se complicaron, los padres de Alan cada vez más mostraban su indiferencia con Stefanni y su interés con el bebé.
“Soy la bolsa que contiene lo que en realidad desean, cuando el bebé nazca, se desharán de mí” pensaba todas las noches Stefanni, con lagrimas en sus ojos, envidiando las estrellas y  su libertad de estar en el cielo donde nadie les hacía daño, donde estaban con otras como ellas, donde todas se entendían, se apoyaban y nunca se abandonaban como sus padres lo habían hecho con ella.
El tiempo pasaba y pasaba y pasaba. Sin detenerse a descansar para apiadarse de Stefanni, y su creciente miedo era la posibilidad de que le arrebataran a su bebé.
*****
Estaba sentada en medio de un enorme bosque frondoso a mitad de la noche. El viento soplaba con fiereza ondeando su cabello dentro de la capucha que cargaba. Fue entonces cuando sintió una extraña presencia detrás de ella, una muy mala y extraña. Pudo sentir sus intenciones y salió disparada  corriendo con todas sus fuerzas hacia adelante internándose cada vez más en el bosque con su bebé entre los brazos. Corría, corría, corría. No se detenía. Seguía sintiendo que la seguían, cada vez más cerca, aumento la velocidad y al creer que al fin estaba libre llegó al final del bosque... al frente de un acantilado. Volvió a sentir la presencia más cerca de ella, está vez justo detrás de su espalda, quiso saltar junto con su bebé o huir hacia otro lado, sabiendo que cualquier movimiento era peligroso. Una nube se posó sobre el área donde se encontraba y una intensa llovizna comenzó a caer sobre su cabella, rostro y finalmente cubriendo su cuerpo. 
La presencia había desaparecido. 
La lluvia siempre lograba tranquilizarla. 
***** 
Ese confuso sueño rondaba su mente incesantemente. Había sido solamente un sueño, resultado de sus últimas inquietudes. Decidió ignorarlo por completo y tratar de sobrellevar la verdadera pesadilla en la cuál vivía. 
*****
Al quinto mes de gestación no había vuelto a ver a sus padres, se habían esfumado como si nunca hubieran existido. Cierto día recibió una llamada.                                                                                                                                  – ¿Aló? ¿Quién habla?                                 
– ¿Stefanni, eres tú?                                              
       ¡¿Mamá?! Sí, soy yo Stefanni, es increíble oírte. Mamá yo quiero…                    
–No llamé para reuniones amorosas. –Dijo muy pedante su madre, se escuchaba seria–.                                                  
–Entonces, ¿Por qué llamaste? –preguntó muy confundida Stefanni, sentía a su madre muy fría y cortante, tuvo un escalofrío que le recorrió todo el cuerpo, tenía un mal presentimiento.  
 –Como yo si me intereso por mi nieto, espero  no te molestes, pero cuando nazca dentro de cuatro meses, me lo darás y yo me encargaré de él, yo pagaré todo, y me encargaré de que no le haga falta nada, así que cuando nazca lo llegaré a recoger, una semana después de que haya nacido. ¿Te quedó claro?                      
Estuvo a punto de dejar caer el teléfono de su mano. No lo podía creer, ¿qué le sucedía a su madre?, ya tenía suficientes problemas con los padres de Alan y con Alan en sí, ¿por qué debía aguantar ahora a su madre? 
-Madre, ¿qué te sucede? ¿Cómo es que me quieres quitar a mi bebé?                
–Simple, no tienes la valentía para enfrentarte al mundo, tienes mucho miedo, dime, ¿qué le podrías ofrecer a tu hijo?                                                           
–El amor que no he tenido, le daría todo lo que tú y papá nunca me dieron  comenzó a llorar–.                                  
–Ya ves, lloras con facilidad, no podrías criar a un hijo, lo matarías en la primera semana, si no lo dejas sin comer, en un descuido se te ahoga en la noche, eres una ilusa; así que me lo darás quieras o no.                                               
–Madre, ¿qué te sucede? Jamás, escúchalo bien,  jamás, nuca tendrás a mi hijo, primero muerta.                                     
–No seas estúpida, pero está bien, si no me lo quieres dar por las buenas, será por las malas.                               
Stefanni no podía seguir escuchando tanto palabrerío y tantas ridiculeces, no podía creer como es que su madre podía tener un corazón tan frío y lúgubre para ser capaz de quitarle, arrebatarle a su hijo, al que tanto le estaba costando tener, como era capaz de hablarle de esa manera, como si ella fuera una desconocida, la insulto como si no fuera capaz de nada en este mundo, no podía seguir hablando con alguien así, corto la llamada sin más preámbulos.
Se fue a su cuarto y comenzó a llorar sobre su almohada, como lo hacía cada noche, de cada día.
“Si estas paredes y esta almohada hablaran, no sé que no dirían” pensaba.
Sabía que ese pensamiento era tonto, pero llegó a su mente, ya que siempre que lloraba, hablaba en voz alta como si su cuarto le contestara.
Las cosas se ponían tensas en casa de los Maquintosh.
Cada día más se mostraba la indiferencia y odio que los padres de Alan tenían hacia Stefanni, la maltrataban, le gritaban, la insultaban, hacían sentir a Stefanni la peor escoria del mundo. Alan, dada la situación, había empezado a tomar, fumar y consumir drogas, se alejó bastante de su casa y su familia, casi no iba a dormir, a veces solo llegaba a eso mismo.
Era difícil.
Los padres de Alan culpaban a Stefanni del fracaso que su hijo estaba desarrollando. Todo era un tremendo caos. 
Una tarde de domingo, mientras Stefanni recogía y limpiaba la cocina, escucho una conversación de sus suegros, en realidad no eran sus suegros oficiales aún, ya que ella no se había casado aún con Alan, siempre se preguntó porque los padres de Alan nunca hablaban del tema y si ella lo tocaba lo evitaban.                                                    
–Esta niña cada vez está más insoportable, ya no la quiero aquí, espero impaciente cada día, quisiera tener a mi nieto ya en mis manos y mandarla al demonio –decía la madre de Alan muy enfadada–.                                        
–Cielo, te entiendo, pero no podemos hacer nada, ya faltan dos meses, solo dos y la mandaremos al demonio, al diablo si tú quieres.                                              
–Bueno está bien –hubo silencio un momento–. ¡Hey! Tengo una idea –Stefanni tuvo la impresión de que la señora sonreía, le quitaremos al bebé, de todas maneras, no lo podrá criar, ella no sirve para nada –reían mientras decían esto– solo sabe lavar platos, asear la casa, es una sirvienta igualada, y ningún nieto mío será hijo de una sirvienta. ¡imagínate que degradante para nuestra familia, por eso no quiero que mi hijo se casé con esa “joven” si es que se le puede llamar así! –Los insultos iban aumentando el odio y la tristeza en el corazón de Stefanni, como la madre de Alan podía ser tan hipócrita y su esposo no se quedaba atrás–.                                                              
–Claro, la pobre ha vivido aquí engañada, me imagino que ha de pensar que cuando su hijo nazca, se casará con nuestro hijo, ¡JA, nunca!
Stefanni se preguntó: “¿A qué se refiere con eso el Sr. Maquintosh?”             
–Si tan solo supiera que nuestro querido hijo tiene novia, y que además de ser bella es muy rica.                                                                           
–Y según hemos visto ella lo tiene totalmente enamorado, son la pareja perfecta.
Stefanni estuvo a punto de gritar. A punto. Pero logró controlarse. Se escucharon unas últimas risas entre los señores Maquintosh, luego un silencio. 
Stefanni no pudo más, terminó de limpiar la cocina y se fue a encerrar en su cuarto, mientras las lágrimas volvían a brotarle poco a poco. 
Una resbaló por su mejilla, justo cuando cerró la puerta de su cuarto. 

21 de septiembre de 2011

Caap' 1 "El fin de la espera"

Alan estaba nervioso y su mamá también lo estaba, aunque lo disimulaba muy bien. Cuando fue su turno, entraron a la sala del doctor. Le habían hecho todos los análisis necesarios para averiguar el porqué de los dolores que tanto molestaban a Alan en la parte baja de la espalda, donde se ubican los riñones. Desde hacía 1 mes y medio esos dolores perturbaban su vida.

Mientras esperaban los resultados, Alan comenzó a observar una colección de Mickey Mouse  que el doctor tenía en un estante de la sala de consulta. Mickey es su segundo personaje favorito, siempre le encanto. Y los tigres son su primera cosa favorita en este mundo, incluso, su primera palabra había sido “tigue” una forma de decir tigre. La inocente curiosidad con la que su hijo observaba los ratones, hizo que Stefanni –su madre– comenzará a llorar en silencio.

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Stefanni Joanne Béatitude era madre soltera. Había quedado embarazada cuando tenía 19 años. Fue muy difícil para ella ya que no había recibido mucho apoyo por parte de su familia. El padre de su hijo, se llama Alan Steve Maquintosh, se habían conocido en preparatoria. Para ese entonces, ella era un poco alta, pelo largo, liso, color castaño claro, cuerpo esbelto, en resumen una chica muy atractiva. Alan era también alto, pelo castaño oscuro y liso, y ya que le gustaba el ejercicio, era musculoso, en resumen, un muchacho muy bien parecido.

Los dos empezaron a salir en grupo y luego a solas, como novios. Una vez que regresaron tarde de una salida al cine, ya estaba muy entrada la noche, y también estaba lloviendo. Fueron a la casa de Stefanni a pasar la noche fría, ya que sus padres no estaban en casa.
Un error grave ya que dos jóvenes adultos solos en una casa, no es una buena idea.
Había mucho frío. Tenían la ropa mojada y demasiado pegada al cuerpo. Se sentaron en el sofá de la sala y se besaron.  Todo comenzó con un beso suave hasta que poco a poco empezaron a perder el control…

Como ya era de esperarse, al siguiente  mes, Stefanni preocupada se realizó una prueba de embarazo para confirmar su duda. Positivo. Esa palabra causó en ella miles de sentimientos y sensaciones de terror y miedo. Hablo con Alan y juntos acordaron hacerse responsable por el bebé y criarlo. La parte más difícil fue explicárselo a sus padres.

Los padres de Stefanni estuvieron en total desacuerdo en tener al bebé. Quitaron todo apoyo emocional y económico a su hija. Poco a poco sus padres se fueron alejando de ella. No presentaban ningún interés en conocer al futuro nieto, inclusive habían expulsado a su hija de la casa en una de las discusiones que tuvieron. Por otra parte, los padres de Alan se presentaron muy atentos con Stefanni y el bebé, o al menos eso creyó Stefanni.

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Aquí les soltamos el primer capítulo. Esperamos que lo hayan disfrutado.

Alejandro & Pamela

20 de septiembre de 2011

Prólogo:


Cada persona aborda las cosas de diferente manera. Siempre. No todos pensamos igual. Y eso es lo que hace la vida divertida e interesante.
Esta es una de las razones por las cuales nos unimos para escribir Nunca es Para siempre. La primera idea de la historia se dio mientras me relataron una historia por boca de una madre acerca de lo mucho que había sufrido su hijo por padecer de cáncer, hasta que logró vencer el mal. Sus lágrimas al finalizar la historia ya no eran de tristeza, si no de alegría y gozo. Su hijo se había salvado. No había nada más maravilloso para ella.
Sus lágrimas me conmovieron. Hasta el punto de comenzar a imaginar la vida de  un niño en un hospital luchando contra una enfermedad de ese nivel. No podía creer la valentía que un pequeño podía tener para luchar hasta el final para salvarse. 
La idea vino inmediatamente a mi mente.
La compartí con mi mejor amiga quién terminó por darle forma a la historia. Ahora ambos la hemos terminado de escribir.
Durante algún tiempo nos reuníamos para poder hacerlo. Desde el primer momento en el que me mencionó la trama, acepté de inmediato. Y comenzamos a escribir, algunos capítulos ella y algunos yo. Parecía que la historia brotara de la misma manera en dos mentes distintas. Cada uno tenía su punto de vista de los personajes y de la historia en sí, así que unimos ideas y todo resultó mejor de lo planeado.
Fue una fusión increíble.
Alan nos llegó a enseñar muchas cosas como la valentía, el servicio a los demás, el perdón y sobre todo la perseverancia ante las adversidades.
Claro que es un personaje ficticio en una historia imaginada. Pero nos mostró cosas que ambos no esperábamos aprender a través de él y su historia. Cada sonrisa que esbozamos añade cierto tiempo de vida. Según dicen. Aunque nunca se ha llegado a un acuerdo para saber qué cantidad de tiempo de vida se añade. Pero aunque no se ha llegado aún a ese acuerdo, el simple hecho de sonreír puede alegrarle el día a un persona, e incluso salvarla.
Eso fue una enseñanza de Alan, y de algunos de sus otros amigos…
Aunque, será mejor que descubras la historia por ti mismo.
Espero que encuentres esa enseñanza y puedas aprenderla. Y recuerda: la vida es hermosa en cada una de sus facetas, las adversidades son solamente para hacernos una mejor persona.
Deléitate con la historia, espero que la disfrutes; pero sobre todo, aprende de ella.

-Alejandro